García Alix está en casa, en su tierra y está donde mejor puede estar. En las instalaciones del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) presenta Sombras del viento, una colección dedicada a sus dos de sus pasiones: el retrato y las motos. Es una exposición en la que se vincula el pasado y el presente de este Premio Nacional de Fotografía relacionado con dos publicaciones editadas en 1993: Bikers y Los malheridos, los bien amados, los traidores.
Nicolás Combarro, comisario de Sombras del Viento ha querido construir una historia, narrar con la obra más esencial del artista a través de los rostros. Porque García-Alix siempre habla de atracción, de caras, de amigos que le resultan atractivos, que le aproximan a lo humano y que le ayudan a la búsqueda. Y esa parte de la expo, sostiene 60 fotografías en gran formato, siempre en blanco y negro, realizadas a lo largo de los dos últimos años. A su lado, pero recogidas en vitrinas se pueden ver las fotografías vintage procedentes de la colección personal de García-Alix .
Y, por supuesto, las motos donde García-Alix ha encontrado un tema recurrente . Antes, era la moto, ahora son las sombras y las insinuaciones. Las motos y la cámara son casi lo mismo en su vida, porque la primera cámara y su primera Ducati se las regaló su padre cuando cumplió 13 años. Desde entonces ha hecho miles de fotos y se ha sufrido unas cuantas caídas. De ese amor, de esa fusión, habla en un texto escrito para acompañar los dos vídeos sobre los libros que dan origen a la exposición: “Los años no pasan en balde… Mientras el cuerpo aguante, comeré mosquitos. La carretera de la vida, desde la moto, se me hace leve, intensa y divertida… Y así debe seguir.”
Pues eso, que siga. Comiendo mosquitos y haciendo fotos.